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Oscar Wilde
En el arte, como en el amor,
la ternura es lo que da la fuerza.
La cosa más vulgar nos parece exquisita si alguien nos la oculta.
Influir sobre una persona es transmitirle nuestra propia alma.
La fuerza de las mujeres reside en que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas.
Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen;
los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.
Cuando somos dichosos, somos siempre buenos;
pero cuando somos buenos, no siempre somos dichosos
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