
Tu padre escribió un día:
El mundo ha seguido girando en su eterno y enloquecido devenir de las cosas.
Ya anciano, reviso las lágrimas y risas de mi vida
y siempre en el centro, inmanente refulge ese tesoro
que me rescató de las marismas de la desesperación.
...tu padre, que es mi hijo, y me regaló tu luminosa vida.
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