ocaraf
Compañera
Teníais para uniros
únicamente kilómetros
de tierras rojas y un río
que desciende cada vez más despacio.
Pasaron treinta días.
Cambió el color de la tierra.
También creció la lentitud del río.
Ahora estás esperando
en medio del campo y sientes
la serenidad de los árboles
y la vibración de los pájaros.
Miras los montes, miras el aire
y se te representa la justicia de las cosas,
es decir,
la poesía de las cosas.
Y tú bien sabes por dónde
tu compañera va a llegar,
por donde anda hacia tí,
de qué pueblo desciende.
Y, de pronto, la ves
sobre el camino: tiene
forma de juventud, parece
un chiquillo que, de pronto, ha adquirido
serenidad de madre.
Antonio Gamoneda