Ninguno de estos cuadros es del Tintoretto. Las damas venecianas pudieron salir del pincel de Marietta Robusti. Los velatorios son de pintores menores del siglo XIX. El guapo barbas es un autorretrato de Doménico hijo del Tintoretto, a quien se atribuye también el cuadro del Prado que abre -arriba- esta página: "La dama que descubre el seno", que para unos pudiera ser la cortesana Verónica Franco y para otros la Tintoretta.

Cronistas de la época y otros posteriores cuentan que Marietta fue hija ilegítima y sin embargo favorita del Tintoretto. También apuntan el celoso amor que llevó al veneziano a tenerla siempre a su lado, incluso tras casarla con un orfrebre vecino.

La mitomanía necrológica de pintores muy posteriores pusieron de moda la escena del celoso padre enamorado pintando a su hija muerta...

Ajeno a estos culebrones y romances de ciego, Eugenio D'Ors en sus ''Tres horas en el museo del Prado'', sintetiza las obsesiones del plano más profesional del Tintoretto en este párrafo:

Tintoretto... el genio triste de Venecia. ¿Cuán lejos del Correggio! El Correggio es un mayo, el Tintoretto, un agosto. Tintoretto sintióse oprimido de la asfixia del excesivo culto al color. Quiso reaccionar. Intentó volver a dibujar. Quiso tener, "el dibujo de Miguel Ángel con el colorido del Tiziano"; así hubo de escribirlo un día en las paredes de su estudio... Lo más trágico que puede pintar un colorista es un retrato, y sin embargo, la galería de retratos del Tintoretto es uno de los tesoros del mundo....