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Natacha Seseña
(reescrita)

¿Qué otra yo me llena las manos

de buenas ganas, y la pluma

de tinta para escribir

este mismo poema

que tiene ya cien años?

Tiene trazas de hombre,

la mirada muy larga,

risa grande, tan clara

que no reír con él

sería no saber

que hay fiesta en la arbolada.

Si supieras que ya no invento al otro

para decirle

para decirle tuya.

Vas delante de mí

y me meto en tu sombra.

No aproveches nada

de lo que ya fuí,

hazme toda nueva.

hazme toda tú.

Entre tu casa y la mía, toda una vida

se nos ha escapado, viva.

Morir, morir, solo se mueren

los amigos.

Como único tú te reconozco.

Tu único tú soy yo.

Permanece todo,

pero sin habitantes.

La sombra sueña.

Todavía.

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