Gonzalo Torrente Ballester
Ni el pasado existe ni el futuro.
Todo es presente.
La imaginación y el pensamiento no se encierran ni se encadenan.
No puedo desear que ganen los buenos, ya que ignoro quiénes son.
Uno no es más que lo que acerca de uno creen los demás.
La peor soledad que hay es el darse cuenta de que la gente es idiota.
El poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna.
Las cosas solo dejan de existir cuando se deja de creer en ellas.
Una vez, hace ya tiempo, en la Feria del Libro, pasaba yo por detrás de las casetas, y se me acercó una pareja jovencísima, de ésas seguramente que sólo tienen el coche en que viven y el amor que les permite vivir. Ella se me acercó, me dio un beso, y “las gracias por mis libros”. Si la gloria es una realidad, la mía culminó esa vez, entre pocas.