top of page
Videos: Videos
Antonio Gamoneda
Pesaba el tiempo en el instante: juntos fluían nuestro pensamiento y los pájaros.
Llueve en hebras doradas. Sucede como en tus ojos: llueve a través de la luz.
No eran las manos, sino aquella forma
de estar unidas sin tocarse, como,
en el bosque, las hojas sorprendidas
en la profundidad y la quietud.
En el más resistente, más velado
lugar del corazón, mete sus manos
el silencio del mundo...
«Estoy desnudo ante el agua inmóvil.
He dejado mi ropa en el silencio de las últimas ramas.
Esto era el destino:
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua»
bottom of page